domingo, 21 de diciembre de 2014

De Londres a Atlanta

Atlanta, agosto de 1997

El último año que pasé en el extranjero antes de volver a España fue en Atlanta, viajando mucho por Latino América. Fue una experiencia fantástica con final agridulce.


                                                    Vista nocturna de Atlanta

Cuando negocié mi entrada en SEMA Group, acordamos unas condiciones que después ellos no mantuvieron. Para empezar, un sueldo. El salario lo negociamos cuando acepté el trabajo (y renuncié a otra propuesta firme en SAP Alemania). Posteriormente, pero antes de firmar el contrato, me lo bajaron más de un 6% con la excusa de que iba a cobrar dietas por destinarme a Londres y luego a Atlanta. No me gustó nada pero me callé. Es cierto que iba a cobrar bien. La segunda condición era que me pagaban un vuelo a casa al mes mientras estuviese en Londres y uno cada tres meses ya en Atlanta. Durante mis 9 meses en Londres cumplieron con el vuelo mensual, aunque no volví cada mes. Los fui tomando o cambiando a mi antojo. Por ejemplo,  dos meses intercambié mis vuelos para que mis padres vinieran a Londres. En Londres el trato fue exquisito.
Cuando llegué a Atlanta y tuve mi primera charla con el que iba a ser  mi jefe allí me dijo que nada de un vuelo cada trimestre, que te daban uno al año y punto. Estuve a punto de volverme a España inmediatamente. En el aeropuerto de Barajas había hablado con una magnífica empresa aeroespacial de Madrid y me querían. Habíamos quedado que me llegaría a Atlanta y en unos pocos días les daría una respuesta. Si no me volví enseguida a España fue porque me apetecía pasar al menos un año en EEUU. A SEMA Group ya le puse una cruz. Y culpa de la gestión de RRHH que me iba a encontrar en el grupo español de Atlanta al año iba a renunciar al trabajo.


                                             Visado de trabajo en EEUU
 
Si no hubiese sido por eso, el año en Atlanta fue fantástico. Al llegar me encontré con un grupo de españoles expatriados por SEMA Group y que trabajarían conmigo. Había la tradición de ir a cenar cuando llegaba alguien. Así que me instalaron en un hotel y me pasaron a recoger luego para ir a una cena. Era un grupo de unos 20, la mayoría de Madrid. Muy simpáticos y más o menos de mi edad. Durante ese año íbamos a pasarlo genial: comidas, cenas, barbacoas, fiestas, salidas, etc. Y buen ambiente en el trabajo.

SEMA Group tenía un producto de facturación de telefonía móvil (CABS 2000) que desarrollaban en Londres. Estuve allí 9 meses para trabajar con ellos y aprender sobre el producto. En Atlanta había el grupo americano, que adaptaba y mantenía el software a una serie de países. También estaba el grupo español, que se estaba empezando a encargar de América Latina, por eso del idioma. El estar en Atlanta y no en Madrid nos daba el mismo uso horario, o parecido, al de los clientes. También disponíamos de la experiencia del grupo americano. A mi me pusieron con un informático americano con botas de cowboy y muy simpático para aprender sobre como dar de alta/baja/modificar las líneas de telefonía con el sistema. Precisamente la parte de la aplicación que en Londres no me enseñaron...Durante el año que estuve allí iba a dar soporte a los proyectos iniciados y añadir alguna funcionalidad  a esos sistemas. Ya estaba avisado que iba a viajar. Me tocó hacer tres viajes: dos a Colombia y uno a Venezuela. Y en vacaciones me fui a México. Un magnífico año de viajes!


Para vivir en Atlanta se necesita coche. Me compré un Volkswagen Golf de 2ª mano y me saqué el carné de conducir americano, pues así el seguro era más barato. Sacarlo fue increíblemente sencillo, rápido y barato. Examen teórico y práctico incluidos. Si en España es caro es porque nos sacan el dinero las autoescuelas.


                                           Carné de conducir
El primer mes me quedé en el apartamento de un español al que destinaron a Bolivia durante unos meses. Era en un condominio con piscina, tenis, etc. dónde vivían la mayoría de mis compañeros. Mientras fui viendo otras posibilidades en los anuncios de prensa. Yo no quería vivir con los españoles, prefería meterme más en América. Busqué alojamientos compartidos. Después de varios intentos encontré el lugar ideal. Una casita adosada en un centro residencial (The Ivis) cerca de la zona de marcha y a unos 15 minutos en coche del trabajo. Allí vivían dos americanos de mi edad. Chris, el dueño, era el típico americano musculitos, simpático y con un aire a Bruce Springsteen. Era comercial y viajaba unas 3 semanas cada mes. El otro, del que no recuerdo su nombre, era más peculiar pero estuvo poco tiempo. Su habitación la cogió una chica: Christie. Fue una experiencia fantástica y aún recuerdo alguna de las fiestas que montamos en esa casa, como la del pijama...
Mi obsesión mientras me lo pasaba bien con los españoles, fue todo el año conocer otra gente, no estar siempre con los del trabajo. Fui a clases de Swing (muy popular en Atlanta), jugué a fútbol en el Arsenal de Atlanta (que pese al nombre era un equipo normalito) con algunos negritos muy buenos, fui a grupos de conversación en alemán, francés e italiano, etc. En uno de ellos conocí a una profesora de francés de la Atlanta International School.

                         
                                 Little Five Points, uno de mis lugares preferidos en Atlanta
 
Durante el año, más españoles iban llegando a Atlanta, les hacíamos su cena de bienvenida y se integraban rápidamente en el equipo y sus actividades sociales. Las despedidas también tenían su protocolo habitual en el pub Phenix.
En una fiesta de Halloween conocí a una empresaria americana muy simpática y todo el año estuvimos en contacto. Es seguramente una de las personas más inteligentes que conozco y la única amiga que todavía mantengo en Atlanta.
Durante el año las relaciones con mi jefe se fueron deteriorando. Me enviaron a trabajar a Atlanta, pero ya tenían la idea de trasladar la oficina a Miami. Luego se decidieron por Santiago de Chile. Después de un año en el que ya había adquirido la experiencia de vivir en América, no le vi sentido a seguir allí y decidí dejar el trabajo e ir a vivir a Mallorca. Aquí hablo de esa experiencia.

En posteriores entradas, comentaré más detalles concretos de mi vida en Atlanta: el viaje a Nueva York a visitar a mi amigo Claudio, la visita por Mardi Gras a Nueva Orleans, cosas que ver en Atlanta, etc. 

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