En autostop a la ciudad más al norte del mundo

Noruega, Mayo de 1992

Muchos de los que van al norte de Noruega, llegan al cabo norte. Según nos dijeron, no había mucho que ver así que con mi amigo Nacho, ya que no nos daba tiempo de ir a ambos sitios, nos fuimos hasta la última ciudad: Hammerfest.

                                       «Hammerfest Juni 2005» de User:Clemensfranz (*)

 Estaba trabajando en Estocolmo y en Mayo parecía que el invierno iba remitiendo. Era hora de viajar al norte. Nos habían dicho que había la posibilidad, para menores de 25 años (yo tenía 24) de ir al aeropuerto de Arlanda y apuntarse para un "stand-by ticket". Si el vuelo tenía plazas disponibles, te daban una de última hora baratísima. Pedimos una para Kiruna, en el norte de Suecia. En esta ocasión, en el equipaje habitual añadimos mi pequeña tienda de campaña y saco de dormir. La idea era acampar dónde pudiésemos y hacer un viaje barato: tienda y autostop al máximo.
El vuelo nos dejó en Kiruna, pequeña ciudad minera dónde poco había que ver. Lo interesante allí es que se puede coger el tren que va a Narvik, en Noruega y que el tren, en sus últimas horas de viaje recorre un fiordo impresionante.
Una vez en Narvik y después de confirmar que en el puerto no había nada interesante que ver ("un puerto como todos" me dijeron- no había estado en Mahón) nos pusimos en carretera.

No recuerdo todas las personas que nos cogieron, pero fueron muchas y muy amables. Nacho tiene su diario. Puede que quiera completar algo... Uno de los que nos pilló era un cura polaco. Y lo bueno fue que no sabía inglés Así que tuvimos que exprimir al máximo nuestro curso de sueco (que hacíamos en Estocolmo) para entendernos con él. Otro nos dijo: "os llevo un par de millas". Cuando habían pasado más de 15 km nos preguntamos de qué tamaño son las millas noruegas. Ya lo sabemos: 10 Km cada milla.

En el mes de Mayo aún no hay sol de medianoche, pero el sol, al anochecer, se pone sólo unas pocas horas. Es como si rebotase rápidamente en el horizonte y volviese a salir. Con trayectoria muy inclinada, eso sí. Además hay poca oscuridad. Llevábamos tienda de campaña pero algunas "noches" fue como hacer la siesta en la hierba. Ni tienda ni frio ni nada. Dormimos tirados en la hierba con el saco de dormir. Un més más tarde, ya os contaré, en otra zona de Noruega, sí hizo falta la tienda y mucha, así que ni se os ocurra ir allí a lo bruto.

Con nuestros amigos que nos iban cogiendo en autostop fuimos recorriendo la costa de Noruega hacia el norte. Viajabamos a buen ritmo y éramos optimistas en llegar al Norte. Vistas excepcionales, costa super recortada, multitud de islas en el horizonte, luz muy particular, bacalao secándose y cada vez más y más Km entre pueblo y pueblo.
Llegamos a Hammerfest. En las fotos no hacemos muy buena cara. Comíamos de lo que llevábamos en la mochila y caminábamos mucho. Siempre que no nos pillaban, seguíamos caminando.

En Hammerfest nos dijeron que había 27 mujeres por cada hombre. No las vimos. Tampoco teníamos muchas ganas de ver nada, con lo agotados que estábamos. Para llegar se llegaba por un puente y también llegamos tarde para ver los renos pasar (pero no por el puente, sino nadando). Como ya nos empezamos a preocupar por la vuelta (era sábado y el lunes había trabajo en IBM), empezamos el descenso.
Fue una noche de sábado muy agradable, caminando de vuelta. Muchos coches pasaban. ¿irían de marcha? Ninguno paraba, pero la noche era agradable, había una luz fantastica que iluminaba la costa, cascadas del deshielo por doquier y estábamos de buen humor.
A eso de las 3 de la madrugada, ya nos empezamos a preocupar. Cada vez pasaban menos coches, la mochila con la tienda de campaña empezaba a pesar
y la costa tan bonita era siempre la misma. Y el próximo pueblo según el mapa estaba a muchiiiisimos Km. Durante la mañana seguíamos caminando. Se nos acabó la comida (el agua no era problema). Aún recuerdo la última zanahoria que nos comimos con lo que nos quedaba de mayonesa. Buenísima!
Llegamos a las 16 horas sin un alma caritativa que nos pillara en autostop. La suerte de la ida no la tuvimos a la vuelta. En un folleto de Nacho vimos horarios de autobuses (carísimos) y ya nos planteamos el pillar uno. Finalmente lo conseguimos y dentro del bus descansamos un rato antes de que se parara en un restaurante de carretera.
En ese restaurante pedimos de todo y lo devoramos. Al salir, mierda! ¿y el autobús? No nos había esperado. Se ve que en noruego dijo a qué hora nos íbamos y no lo pillamos bien. Aunque estábamos seguros que no habían pasado ni 15 minutos. Teníamos pasaportes y mochilas en el autocar y un problema muy gordo si no los recuperábamos. Salimos como posesos a la carretera a parar algún coche. Eso ya no era autostop. Era parar los coches por una emergencia. Uno nos pilló. El bus va rápido, dijo, pero yo también conduzco muy bien. Y lo hizo. Después de una hora de persecución dimos con el bus. Lo hicimos parar. Mal miramos al conductor y a los otros pasajeros que no dijeron unas horas antes que nos estaban dejando. Llegamos nuevamente a Narvik.
Era tarde y no hicimos florituras para buscar un buen lugar dónde acampar. En medio de las vías del tren y así nos despertaría el ruido por la mañana. De ahí tren y avión de vuelta pensando una buena historia que contar a nuestros jefes ya que llegaríamos un día tarde al trabajo.



 Imágen:
(*)  «Hammerfest Juni 2005» de User:Clemensfranz (*) - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hammerfest_Juni_2005.jpg#mediaviewer/File:Hammerfest_Juni_2005.jpg