viernes, 1 de mayo de 2015

La broma de la pizza

Londres, invierno de 1996

En Londres vivía con David y fueron bastantes los amigos que nos visitaron. Con ellos pasamos algunos de los momentos más divertidos de los meses que pasé por el Reino Unido. Uno divertidísimo, fue cuando con un amigo finlandés se produzco una confusión/broma realmente delirante...





Estábamos en nuestra casa de Londres varios amigos españoles, y como decía antes, teníamos también la visita de un finlandés amigo de David.  Creo que lo conoció cuando fue a ese país con IAESTE. Se llamaba Paavo y hablaba español perfectamente.

Debía ser un sábado por la noche y éramos cinco. Teníamos hambre y pedimos por teléfono 2 pizzas grandes por teléfono. En un momento en que Paavo estaba en el baño, llamaron por teléfono y dijeron que nos cambiaban el pedido, ya que faltaban ingredientes y nos ponían  2 pizzas grande y 2 de pequeñas, para compensar el error. Salíamos claramente ganando.

Esperando las pizzas tuvimos una animada conversación y lo pasamos genial. Era mi cumpleaños. Cuando llamaron a la puerta, quien bajó a recoger las pizzas fue el finlandés. Subió flipando y contento. Dijo que  se habían equivocado y nos habían dado de más. Hay que recordar que él no oyó (ni le dijimos) que nos habían dado más por un error con los ingredientes.

Al ver lo contento que estaba, se me ocurrió no decir nada de la llamada y ver si podíamos tomarle el pelo. Paavo iba a empezar a comer y alguien le dice que espere, pues había un error en la entrega y volverían a buscar las pizzas sobrantes. Su respuesta, con acento finlandés fue "que se jodan", ¡yo me las como!
Alguien le dice que si vuelve y no las recupera las tendrá que pagar el motorista de su dinero. Paavo duda y para de comer por un rato. Los demás estábamos todos a la expectativa. Nadie comía. A veces se oían ruidos en la calle y se asustaba de que venían a por las pizzas...




Tenía hambre. Al poco tiempo vuelve a comer. que se jodan, repite...En ese momento llaman por teléfono. Paavo no quiere contestar, piensa (y los demás le empujamos a creer que llaman para subsanar el error con las pizzas). Él era el único que había comido de la suya. Como él hizo el pedido al final se pone al teléfono, super-nervioso. ¡Es mi abuela! que llamaba para felicitarme...Aliviado me pasa el teléfono, hablo con ella un rato y vuelvo a la mesa. Todos siguen esperando pero les digo que era una broma, que habían llamado para decir que nos regalaban más pizzas. Todos empezamos a comer pero Paavo me mira y me dice que no le tome el pelo, que nadie ha llamado ni nada, que me lo estoy inventando. Los demás me apoyan, algunos con risitas que hacen que Paavo siga sin creerlo.  Al rato le decimos algunos que todo ha sido una broma y otros que no. No sabe que creer. 
Al acabar la pizza le decimos la verdad. Sigue sin creerlo. Un mes después aún nos pedía si realmente había sido una broma o que...Durante un tiempo coleó la historia de las pizzas.

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