lunes, 23 de enero de 2023

Nunca dejes una mochila en el taxi

Jerusalen y Ramallah - enero 2.023

El jueves estuve viendo opciones para salir un día de Jerusalen e ir a Palestina. Podía ser Belén, Hebrón, Jericó o Ramallah. Viendo las opciones de transporte que me daba GoogleMaps, la cercanía e interés del destino, ésta última opción me pareció la mejor. Y si había suerte podríamos ir por la tarde a Belén. Antes de salir de noche al mercado lo comenté con uno de los chicos de mi habitación, Daniel (de Montreal) y cuando me presentó a su amigo Rodolfo (de México) también se apuntó. A todos se nos unió Pako, a quien yo había conocido en Haifa unos 3 días antes. Pako quería seguir su viaje hacia Jordania y Egipto, así que se llevó su maleta grande a parte de la mochila pequeña de viaje.

Quedamos en encontrarnos pronto por la mañana y al ser Sabath sabíamos que podía haber problemas de transporte. Fuimos a la estación de buses cerca de la Ciudad Antigua de Jerusalén y vimos que nuestro bus 218 no salía ese día. Fuimos preguntando entre taxistas y gente que veíamos con ganas de viajar hasta que nos dijeron que con el bus 274 podíamos ir hasta justo pasada la frontera en Qalandiya y desde allí coger un taxia Ramallah. Daniel encontró unas amigas del albergue en la estación y se unieron a nosotros. Así fuimos 7 los que teníamos que pillar un taxi o furgoneta a la capital palestina.

El paso de frontera fue a pie por una rampa y luego por un pasillo muy reforzado. No hubo que enseñar pasaporte ni nada, simplemente salir por unos tornos giratorios. Negociamos un precio para la furgoneta y sin problemas hicimos los 5 Km hasta Ramallah charlando y haciendo fotos.

Una vez bajamos de la furgoneta, Pako se dio cuenta de que se había dejado la mochila en el taxi. El taxi ya había partido.

- Pako, dime que no tenías en la mochila tu pasaporte y el dinero!

- No, pero si el ordanador y otras cosas importantes.

Todos lo dimos por perdido pero no perdimos la calma. Fuimos a hablar con unos taxistas que estaban cerca en una parada.

Rodolfo dijo que tenía una foto de la furgoneta y por suerte se veía la matrícula. Chapurreando inglés con los taxistas les explicamos todo y localizaron por teléfono al chófer de nuestra furgoneta. Estaba de nuevo en la frontera y quedamos que iríamos a buscar la mochila. Daniel y las chicas se habían ido a ver la ciudad así que Rodolfo, Pako y yo negociamos precio para ir a la frontera y regreso; incluyendo una propina por la bolsa.

Llegamos sin problemas a recoger la bolsa, Pako estuvo muy contento de recuperar la mochila y los tres volvimos satisfechos a la ciudad. Creo que una vez de 100 o 1000 hubiésemos recuperado la mochila y sobre todo fue gracias a la buena voluntad de los taxistas que nos ayudaron y del de la furgoneta que nos la devolvió. Gente increíble que en ningún momento tuvieron la tentación de quedarse con ella.

 Los tres nos fuimos a tomar un café en un puesto callejero y pedimos por el Museo de Palestina. Ese día estaba cerrado, así que sólo nos quedaba pasear y visitar el Museo y Mausoleo de Yasser Arafat. Fuimos allí caminando y fue un muy buen museo que explicaba la historia de Palestina. 


Luego acompañamos a Pako a dónde se iba a quedar esa noche paseamos por la ciudad y fuimos a comer. La opción de ir a Belén ese día,  por la falta de transporte quedó rápidamente descartada, así que finalmente Rodolfo y yo volvimos en un taxi a la frontera y una vez pasada a pie regresamos en bus a Jerusalén.
Pako quedó con los del restaurante en verse al día siguiente para jugar a la PlayStation...
repitiendo la Foto de Berlin, 34 años antes

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